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La Coordinación ojo-mano es el nivel de sensibilidad con la que se sincronizan la mano y el ojo. Esta habilidad usa los ojos para dirigir la atención y las manos y así poder ejecutar una tarea determinada. Es una habilidad compleja, ya que debe guiar los movimientos de nuestra mano de acuerdo a los estímulos visuales y de retroalimentación.

La Coordinación ojo-mano se utiliza en muchas actividades diarias. Sin ella, seríamos incapaces de realizar tareas simples como escribir, cocinar, mover objetos... y prácticamente casi todas las actividades de nuestro día a día.

Un niño con dificultad en esta habilidad tendrá problemas en la escritura, dificultad en usar bien las tijeras, dificultad en la copia, mala ortografía, malas posturas de mano o malas posturas de cuerpo y poca habilidad en el deporte, que requiera precisión oculo-manual.

A menudo la motricidad fina de la mano es torpe y el niño realiza las tareas con la motricidad gruesa (moviendo otras partes del cuerpo mientras realiza estas tareas).

Mediante técnicas específicas de Terapia Visual se puede mejorar la integración de esta información con el fin de que las tareas de aprendizaje así como el tiempo de reacción en la práctica deportiva sean más eficientes.